"Inmersxs en el sistema capitalista, se nos educa para que nuestras relaciones se desarrollen en dos direcciones: consumir y producir, jugando dos papeles; los de explotador/a y explotadx. Mientras lxs humanxs podemos relacionarnos en las dos direcciones y lo hacemos (por ejemplo, siendo empleadxs en un trabajo asalariado y consumiendo después el producto de ese mismo abuso), el resto de animales y la Tierra tienen un único rol posible.
Dentro del Capitalismo, los animales no humanxs y la naturaleza son recursos a explotar.
Por una parte, la Tierra es vista como una fuente inagotable de recursos materiales, y cuando empiezan a percibirse sus límites, únicamente se valoran en función de sus efectos negativos sobre la especie humana, excluyendo los intereses y necesidades del resto de animales y el valor intrínseco de la naturaleza.
Por otra parte, lxs animales no humanxs son empleados como herramientas, tienen un valor material asociado a su utilidad humana: son abrigo, entretenimiento, animales de laboratorio, mascotas, comida…; es decir, no son individuos, son una mercancía más, son aquello para lo que los pueda emplear nuestra especie, sea vivxs o muertxs.
Nuestra realidad es la de la dominación, y de igual modo que hemos de luchar por la liberación humana (oponiéndonos a las prácticas autoritarias, tanto las que se nos imponen como las que nosotrxs practicamos), tenemos que hacer nuestra la lucha por la liberación del resto de animales y de la Tierra, ya que ellxs no se pueden defender por sí mismxs.
La tierra no es nuestra, nosotrxs la habitamos. Lxs humanxs no somos una especie aparte (y menos, superior), somos un animal más. El resto de animales y el mundo no existen para satisfacer nuestros caprichos.
Todxs lxs animales somos capaces de sufrir y disfrutar y, como tal, tenemos derecho a disfrutar de nuestra libertad. Ningún animal quiere vivir en una jaula más grande, producir leche que no alimente a sus hijxs o ser anestesiado (si es que lo es) mientras se le envenena. Es por ello que defendemos la abolición de toda práctica especista (discriminación de un individuo por pertenecer o no a una especie determinada), empezando por adoptar una forma de vida vegana (sin utilizar a los demás animales en el día a día) y la autocrítica, para desenmascarar nuestras actitudes y comportamientos discriminatorios, basados en una diferencia arbitraria entre individuos, igual que la discriminación en función del sexo, la cultura, etc.
Somos antiautoritarixs y dentro de un sistema como el capitalista, que se basa en la dominación, no basta con “intentar no contribuir” (que además es prácticamente imposible), sino que hay que luchar porque toda explotación termine y todo individuo sea libre.
Por todo ello, estas jornadas surgen de la necesidad de replantearnos, en el seno del movimiento antiautoritario, nuestra relación (individual y colectiva) con el resto de animales y la tierra que habitamos.
Si te opones a la dominación y al autoritarismo, ¿por qué participar y financiar la explotación más extrema como es la destrucción de la tierra que habitamos y la utilización del resto de animales como simple mercancía?
¡Por la liberación total!