Las
capacidades intelectuales de los cetáceos han llevado a numerosos
miembros de la comunidad científica a buscar el reconocimiento de
“personas no humanas” para animales como las ballenas y los delfines.
Científicos coinciden en que ballenas y delfines
posee suficiente conciencia de sí mismos como para considerarse
personas; el reconocimiento de esto podría contribuir a reconocer sus
derechos.
Si dicha cualidad se origina, sobre
todo, en la conciencia de sí mismo que tiene un ser vivo, entonces
dichos animales merecen una categorización un tanto más compleja que la
que poseen actualmente.
Por poner un ejemplo, hace unos años
científicos de la universidad escocesa de Saint Andrews descubrieron
que, entre individuos, los delfines utilizan distintos tonos para
llamarse entre sí, lo cual sugiere que se otorgan nombres propios con
los cuales se distinguen.
Más recientemente, Lori Marino,
neurocientífica de la Universidad de Emory, publicó una investigación en
la que mostró que el neocórtex de los delfines es de mayor tamaño que
el de los chimpancés pero más pequeño que el de los seres humanos, pero
muestra una sofisticación similar al de estas especies. Lo importante
del neocórtex es que es la parte del cerebro donde se gestan el
pensamiento complejo y la inteligencia.
“Los delfines poseen características
como la autoconciencia, que antes se consideraba exclusiva de los
humanos”, dijo Marino cuando presentó sus descubrimientos.
Habilidades cognitivas como el lenguaje,
el aprendizaje y la transmisión de conocimiento entre generaciones
distintas han sido comprobadas en los últimos años por Diane Reiss,
quien forma parte de la Universidad de Nueva York y ha realizado varios
experimentos al respecto.
Esta caracterización cada vez más
precisa sobre la capacidad intelectual de estos animales hace pensar que
quizá pronto puedan ser reconocidos como sujetos merecedores de ciertos
derechos, por lo menos el de la libertad y la protección de su vida.
Con información de La Tercera