En prisión había perdido ya cinco de sus 89 kilos, en tres días de ayuno ha perdido otros 4. El juez le impone el veto de comunicarse con el exterior de cualquier manera: no puede escribir cartas ni mails, ni puede hacer llamadas telefonicas.
Una odiosa imposición que convierte su arresto domiciliario casi peor que la cárcel, donde podía escribir y recibir visitas. Quien le restringe a elegir entre el silencio y la cárcel será obligado a oir el oleaje profundo que ha dejado su protesta. Ha solicitado poder ser visitado por un médico pero el juez no ha respondido todavía. Algunos amigos y compañeros han pensado en proponer a todos una acción de apoyo a su lucha por la libertad. Démosle voz a Tobia! Todos estamos invitad@s a escribrle, enviando a todas partes copias de la carta. Podéis escribir a:
anarres@inventati.org
anarresinfo.noblogs.org
