En
un momento de amenaza socioeconómica sin precedentes inmediatos, el
movimiento libertario tiene dos necesidades imperiosas: responder a los
planes de los poderes fácticos de aumentar las dificultades vitales de
los trabajadores (restricción de la movilidad, encarecimiento del coste
de la vida, paro, represión, etc.) con acciones estratégicamente
efectivas y visibles, y ejercitar la inteligencia a la hora de
actualizar y difundir la crítica al poder (desarrollada con acierto por
los clásicos de los siglos XIX y XX) entendiendo sus nuevos mecanismos
de opresión social. Esta última tarea cobra importancia en tanto en
cuanto últimamente proliferan ideas que poco tienen que ver con el
desarrollo de un movimiento racionalista como el anarquismo, que hunde
sus raíces en los orígenes del socialismo y mucho antes en las ideas
esparcidas por la Ilustración. Más bien al contrario, ese lenguaje lo
hemos visto siempre como abono del pensamiento ultrarreaccionario
bastante más antiguo que el capitalismo deshumanizado que sufrimos. Este
artículo se centra en lo publicado por Félix Rodrigo Mora titulado “De
la Intervención Política”, no siendo el único ejemplo de Caballo de
Troya en las publicaciones y conferencias recientes de ámbito
libertario.
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