El otro día un compa, con mala hostia por el contenido del mismo, me enviaba un enlace para que le echase un ojo. Total, que allá fui y me encuentro con ésto - click aquí -.
En el enlace, como podéis comprobar, se critica a la peña que considera a lxs llamadxs animales de compañía simples objetos de lxs cuales olvidarse, justificándose con que en la ajetreada vida cotidiana, no tienen tiempo para ellxs. No obstante, esa crítica se realiza conservando en todo momento la condición especista de Mascotas. Ésto me mosqueó bastante y aunque no soy precisamente asiduo de escribir textos para contestar a otros textos que me parecen mal (salvo que tenga la seguridad de que quien los ha escrito va a leer mi réplica), pues en este caso he sentido la necesidad de hacerlo.
Vamos a ver:
Lxs humanxs somos animales. Como tales, tenemos necesidades y deseos, así como instintos que nos guían a la hora de buscar la forma de satisfacer ambas cosas. Sin embargo, lxs humanxs hemos desarrollado una mayor capacidad de razonamiento y una estructura más compleja que nos ha permitido inventar cosas, crear conocimiento infinito (mucho del cual sólo nos ha perjudicado a nosotrxs y al entorno que nos rodea, todo sea dicho), acomplejar las relaciones, crear sociedades (tanto libres como domesticadas y alienadas) y poseer un sinfín más de habilidades y posibilidades para transformar nuestra realidad circundante por nosotrxs mismxs.
Basándose en dicha superioridad, humanxs de todas las etapas históricas y de todas las culturas han llevado a cabo verdaderas matanzas y crímenes que, todavía hoy, no existen palabras lo suficientemente soeces y hostiles con las que nombrarlos. A lo largo de los años, la humanidad ha aprendido a condenar y mirar con desprecio a quienes en épocas pasadas o no se han beneficiado del sufrimiento y la esclavitud de sus semejantes aunque, también es cierto, que muchas de esas ofensas a la dignidad, la libertad y la inteligencia humanas continúan sin castigo puesto que la televisión y la actual construcción social y moral han sabido crear descarados eufemismos con los que hacer referencia por ejemplo a los genocidios imperialistas (los llaman intervenciones humanitarias), al terrorismo de Estado (lo llaman defensa del orden público), a la xenofobia (la llaman inmigración, CIE, repatriación, crisis y explotación laboral), a la esclavitud (la llaman trabajo asalariado), al soborno (lo llaman consumo) y a la intransigencia con respecto a los ideales contrapuestos a los propios (ahora la llaman democracia). Sea como fuere, lo correcto, lo normal es condenar el holocausto nazi de Hitler, las persecuciones, masacres y traiciones de Stalin y las matanzas de Franco.
A pesar de todo, hay otro holocausto, si cabe más injusto que los citados, que a poca gente parece importar. Un holocausto que deja miles de víctimas al día. Un holocausto que tiene lugar en mataderos, granjas de engorde, zoológicos, laboratorios de vivisección, fábricas de pieles y, cómo no (y aquí es a donde yo quería llegar), también en las tiendas de mascotas. Y es que la mascota, tal y como lo define con acierto el título de un libelo que leí hace tiempo y del cual tengo una copia a mi lado ahora mismo, es la dominación con rostro humano.
Horrores como la trata de blancas sobrecogen hasta los más fríos corazones (salvo el de aquellxs que se enriquecen con ella, aunque éso es porque carecen de él) pero sin embargo, cada año miles de criaturas inocentes son arrancadas de sus familias y sus hogares situados a miles de kilómetros para ser encerradxs sin cometer delito en jaulas de las cuáles sólo saldrán cuando alguien las compre, y total, para ser traspasadas a otra. ¿Cómo llamáis a éso?, yo lo llamo tráfico de vidas. Por si ésto fuera poco, cada año centenares de familias abandonan a lxs animales a su suerte, condenándoles a una muerte segura en cualquier cuneta, atropelladxs en cualquier autopista, mutiladxs por la sádica diversión de algún/a malnacidx o consumidxs por el frío y la inanición, suplicando con su mirada cansada y dolorida un poco de compasión y calor. Lxs animales no-humanxs sienten, desean, sufren y aunque no puedan concebir dichos sentimientos del mismo modo que nosotrxs, resulta evidente que son capaces de corresponder el trato cariñoso y afable con la misma moneda, con dedicación, cariño y confianza, así como también lo son de responder a las agresiones y al maltrato con agresividad y rabia. Teniendo en cuenta estos hechos, ¿cómo puede alguien ser capaz de abandonar a una criatura que lo ha dado todo y más por demostrar agradecimiento y amor?, ¿y vosotrxs os decís sensibles y compasivxs?, en fin, lxs nazis también eran muy compasivxs entre ellxs, pero luego introducían a miles de personas al día en las cámaras de gas sin tan siquiera pestañear, acribillando a balazos a quien osase oponer resistencia. Pues ésto es lo mismo, os guste o no lo que llamáis lástima y pena no es más que oportunismo e hipocresía, simple compasión de usar y tirar.
He querido hacer una crítica a este aspecto del mascotismo (el abandono) pero de todas formas, la campaña publicitaria que este texto pretende criticar no encuentra su problema aquí (de hecho, surgió para instar a la gente a que se preocupe más por el bienestar de "sus mascotas"). ¿Que dónde está entonces el error?, pues precisamente en éso, en que habla de mascotas, no de animales y por lo tanto, de propiedades privadas y éso me pone de bastante mal humor.
Antes de continuar, quisiera matizar que tengo claro que no a todxs lxs animales les afecta de igual manera compartir un hogar con humanxs y mientras que, por mucho que nos pese, determinadxs animales han sido creadxs para ello (ejemplo de ésto son la cantidad de razas y tipos de perrxs que fueron creadxs mediante cruces e ingeniería genética por la humanidad para servirla en fines como ayudantes en el asesin... perdón, en la caza de otrxs animales o como simple compañía), otras no y resulta totalmente inadmisible que esas criaturas sean usadas como mascotas (serpientes, iguanas, tortugas así como peces y demás reptiles y criaturas tropicales y/o marinas). Al margen de ésto, yo personalmente estoy en contra de la domesticación de animales (me da igual su especie) y sólo aceptaría como ética la adopción de animales sin hogar para aliviar un poco la superpoblación de muchas protectoras que no dan abasto pero en ningún caso su compra-venta. Además, soy partidario de la idea de que si en un futuro hipotético se lograse la sociedad ideal con la que muchxs soñamos, deberíamos eliminar la propiedad privada animal y no sólo la material, es decir, eliminar de nuestra realidad cotidiana el concepto de "Mascota" y dejar de concebir a lxs animales como tales por muy bien que lxs humanxs piensen tratar a esxs animales. Lxs animales son individuxs, como nosotrxs desean ser libres y como la nuestra, su libertad ha de ser respetada en todos los ámbitos.
Hecha esta aclaración, continúo.
Como veréis si miráis el enlace que he puesto al comienzo, la campaña ha sido cosa de una de esas grandes empresas que se enriquecen con el cruel negocio de las mascotas y lo peor no es éso, sino la persona que en ese blog aplaude dicha campaña y dicho negocio.
Lo diré bien clarito porque estoy harto de intentar quedar bien. Me cago en lxs putxs pseudo-animalistas que hablan de defensa de lxs animales manteniendo sus prejuicios y su moralidad especista, sin cuestionar la propia condición de mercancía que esxs animales han cobrado en el actual sistema donde absolutamente todo es paulatinamente reducido a un producto más con el que especular y comerciar sin escrúpulos, incluyendo a lxs animales, humanxs o no.
Personalmente, me importa una mierda que las empresas (grandes o pequeñas) que se enriquecen vendiendo animales como mascota, así como también todos los accesorios que la gente compra en un hipócrita y patético intento por hacer más llevadera la reclusión de determinadxs animales (comprar adornos para las peceras o los terrarios por ejemplo) se preocupen por la calidad de vida de lxs animales de compañía que venden. Lo único que valoraría sería que dejasen de vender animales, pero mientras lo hagan, las condiciones en las cuales lxs vendan me importan muy muy poco, de hecho, me son indiferentes. Una jaula más grande sigue siendo una jaula, con sus barrotes y su negación de la libertad de lxs individuxs que encierra y éso es suficiente para seguir luchando por abrirla.
Por otro lado, y para finalizar, diré que me cabrea cada vez más ver cómo la gente se las da de defensora de lxs animales mientras sostiene con su pasividad y complicidad cotidiana el orden del actual sistema tecno-industrial capitalista, como si dentro de este sistema existiese algún futuro para lxs animales cuyos hábitats son destruidos y violados sin pudor y sustituidos por los caprichos de la industria. No se puede ser anti-especista ni tampoco defender los derechos de lxs animales y a la vez apoyar el capitalismo como sistema socio-económico o como estilo de vida. O una cosa, o la otra. A fin de cuentas, quien apoya el capitalismo está apoyando la destrucción de la naturaleza por lo que no deben de importarle demasiado sus habitantes.
Ni títeres ni mascotas, ¡son animales!.
NOTA: En este texto he usado en algunos casos el término "Animal" para referirme exclusivamente a animales no-humanxs. Ha sido una cuestión de comodidad y no pretendo dar pie a ningún pensamiento especista ni separar la liberación animal de la humana. En la liberación animal va implícita la humana, ya que somos también animales. He conocido casos de gente que decía y dice luchar por la liberación animal y llena sus perfiles de redes sociales con interminables imágenes en las que deja bien claras sus "convicciones" anti-especistas pero luego, esa misma peña no dudaba en apoyar totalmente el capitalismo (es decir, la explotación de unxs humanxs por otrxs). Para justificar su pasividad respecto al fin de la explotación humana, algunxs recurrían incluso al argumento de que eran misántropxs. Esta gente, además de hipócrita, me parece imbécil. Un ejemplo de ésto es un chaval muy "simpático" (una de las personas más ególatras, irritantes y bocazas que he conocido) que hacía afirmaciones como que lxs anarquistas éramos "rompefarolas" (jajajajajajajaja, me encanta el calificativo, lo siento) que "no saben ni lo que quieren" y "con su violencia no son más que productos del sistema y una excusa para que haya poli en las calles" (es que lxs anarquistas estamos "encantadxs" con que exista la policía oye, ayer mismo salí a celebrar que detuviesen a otrx inmigrante ¿sabe usté?) pero sin embargo, luego no parecía odiarnos tanto cuando se acercaba a espacios okupados como por ejemplo el KOALA (Komplejo Okupado Autogestionado Laberíntico Anarquista) en Madrid, cuando había jornadas por la liberación animal.
En fin, hasta aquí este texto. Nos leemos/vemos.
Bienestaristas, vegetas democratillas y demás pseudo-animalistas autoritarixs... que os peten.