¿Crisis?. ¿Quienes son lxs
que están en crisis?. Porque las grandes fortunas y las gigantescas
empresas transnacionales no paran de crecer, mientras que somos lxs de
abajo lxs que pagamos el pato. Hablan de que las políticas neoliberales
provocaron la recesión de la economía y ahora nos venden que sólo
profundizando en el neoliberalismo podremos salir del bache. Dicen que
la desregulación de la economía provocó la crisis pero es desregulando
más todavía la economía como pretenden salir de ella. Nos cuentan que
los grandes mercados hicieron explotar la burbuja financiera, pero ahora
tenemos que contentar a esos mismos grandes mercados hundiéndonos en la
miseria.
Nos toman por idiotas.
Esta crisis no es más que un invento para acumular en pocas manos el
capital privado y, sobre todo, para retroceder las conquistas sociales a
los oscuros tiempos de la revolución industrial. Para arrancar de las
manos de lxs trabajadorxs todas las victorias alcanzadas con sudor y
lágrimas en los últimos cien años, implementando así un nuevo Estado de
control social sin precedentes que le permita a lxs poderosxs competir
con las nuevas economías emergentes.
Desengañémonos, no se
puede volver a los felices tiempos de las hipotecas a mansalva y de las
alegres tarjetas de crédito, pues de aquellos polvos vienen estos lodos.
Lo que tenemos ahora es la consecuencia inevitable del capitalismo y no
de una mala gestión del mismo. Lxs políticxs no son más que títeres en
manos de especuladorxs y banquerxs, son inversiones para las empresas
que, con su alternancia, garantizan el mantenimiento del statu-quo.
Pedirles a lxs políticxs que controlen a lxs banquerxs es como pedirle a
la criada que controle a su amx. Pedirle a lxs banquerxs que se
preocupen de lxs ciudadanxs es como pedirle al lobo que se preocupe de
lxs corderxs.
El capitalismo jamás
mirará por los intereses de la gente. El capitalismo es un sistema
depredador y jerárquico que lleva la injusticia en lo más profundo de su
esencia, pues es la desigualdad la que le da su razón de ser.
Reformando el sistema sólo se consigue insuflarle más vida, perfeccionar
su sin-sentido y prolongar nuestra agonía. Alcanzar una depredación más
humana no es el camino para hacer de ésto un mundo mejor.
Indignarse no es
suficiente, lo que hace falta es rebelarse. Ocupando plazas y haciendo
sonar pitos y timbales jamás se consiguió derribar a un gobierno y menos
cambiar un sistema entero. Los "canales establecidos" no son más que el
método instaurado por el propio poder para no cambiar nada. Es
necesario interrumpir los flujos de capital para que una protesta sea
para el sistema algo más que una reafirmación de su "pluralidad
democrática".
Las huelgas de un sólo
día no son más que protestas testimoniales, el folclore en el que los
pactos entre el poder y los sindicatos transformaron las luchas de lxs
trabajadorxs. Los "Pactos de la Moncloa", allá por el año 77, al regular
las formas de protesta, castraron la fuerza de la clase obrera y
vaciaron de sentido las propias centrales sindicales, convertidas en
apéndices del poder; en una subclase política que cobra de aquel al que
dice combatir y que vive de burocratizar las luchas de lxs trabajadorxs.
Los sindicatos son como una bicicleta sin ruedas, todxs pedalean para
que nada se mueva.
Hace falta
auto-organización y asamblearismo. Desechar a lxs líderes y a las
jerarquías que pretendan decidir por nosotrxs, para tomar de una vez por
todas las riendas de nuestras propias vidas. Hace falta acción directa
para interrumpir el flujo de capital. Huelgas sin más límites temporales
que el de ganar o perder, como eran antes de que el poder las
domesticara, hasta que el enemigo ceda a la presión del pueblo
organizado. Hacen falta hogueras y barricadas que, como en Grecia,
corten las calles y abran el camino hacia la libertad.
¡¡Por la anarquía!!, ¡¡Por la revolución social!!.
Anarquistas contra el capital.