Las aguas de la alcantarilla donde se han vertido restos de la industria química, de los hospitales, las aguas fecales y su materia orgánica, los productos derivados del petróleo y peligrosos virus y bacterias, forman los residuos sólidos urbanos. Una amalgama de productos tóxicos que solían acabar en las aguas fluviales o marinas, provocando enormes problemas de contaminación.
En la
actualidad, la eliminación de estos desechos discurre por otro camino:
las plantas purificadoras de agua. Allí, se extraen los líquidos y se
dejan los materiales sólidos, que conformarán el llamado compost,
utilizado como fertilizante ecológico.
Pero,
¿qué contiene exactamente este compost?. Según los expertos, está
compuesto por materia orgánica y los estudios muestran la presencia de
metales pesados perjudiciales para la salud y de sustancias
cancerígenas como los furanos.
El documental franco-canadiense Una dieta de desechos
que emite Documentos TV relata como en la última década, miles de
hectáreas de tierras de labor han sido abonadas con toneladas de estos
residuos altamente contaminantes.
Años
después, se producían muertes sospechosas, enfermedades y
envenenamientos por alta concentración de metales pesados, en las zonas
donde se habían utilizado estos residuos sólidos como fertilizantes,
que alertaron a la población y a la comunidad científica.
En la
actualidad, ciudadanos de Estados Unidos, Canadá, Francia o Suiza se
enfrentan a las grandes empresas productoras de estos fertilizantes y a
sus propios gobiernos, quienes todavía promueven en algunos casos, su
uso. Tan sólo las autoridades suizas lo han prohibido completamente.
Hacen
falta unos quinientos años de media para producir dos centímetros y
medio de suelo fértil. Con una sola aplicación de compost de residuos
urbanos se puede destruir algo que la naturaleza ha tardado 3.000 años
en crear.