Ganador del Premio Documental EE.UU. en la edición en el 2011 del Sundance Film Festival, "If a tree falls" (Si un árbol cae) es un largometraje documental que ofrece una una mirada tras la cortina del Frente de Liberación de la Tierra (ELF por sus siglas en inglés, Earth Liberation Front, o FLT por sus siglas en español). Dicha organización guarda numerosas semejanzas con el ALF/FLA (Animal Liberation Front / Frente de Liberación Animal), especialmente en el elemento discursivo y en la arquitectura funcional, basada en individualidades, células y grupos de afinidad descentralizados y autónomos completamente unos de otros que actúan, en cualquier parte y en cualquier momento, por un fin común y bajo unas bases de mínimos comunes, como por ejemplo, la acción directa ilegal como metodología y el no dañar a ningún ser sintiente como premisa, no siendo en caso de auto-defensa ante una agresión inmediata.
El FLT/ELF fue calificado por el FBI como la "Amenaza número uno de terrorismo doméstico".
Centrado en la historia de Daniel McGowan, un miembro del FLT/ELF que participó en dos incendios provocados contra las madereras de Oregón que causaron varios millones de dólares en daños, la película investiga los orígenes del FLT/ELF en los Estados Unidos y explora cómo un chico de la clase trabajadora de Queens se encontró frente a la vida en la cárcel por eco-terrorismo. Usando imágenes de archivo nunca antes vistas y entrevistas íntimas de participantes de ambos "bandos" - incluyendo miembros de la célula del FLT/ELF y el fiscal y detective que lxs perseguían - "If a tree falls" teje una historia intrigante y llena de suspense que hace preguntas difíciles sobre el ecologismo profundo, el activismo y la forma en que el eco-terrorismo es definido y socialmente comprendido en EEUU a través de los medios burgueses y demás mecanismos de adoctrinamiento y alienación de masas, donde, igual que en el resto de este mundo vertedero, se califica de eco-terrorista a quien, sin hacer daño a ninguna persona ni animal, decide destruir la propiedad e infraestructura de las empresas y entidades que se enriquecen a costa del expolio medioambiental, tanto como una forma de causar daños económicos como a modo de declaración de principios y distorsión de la cortina de humo que oculta sus crueles prácticas. Sin embargo, no son tachadas de eco-terroristas todas esas "personas" que contratan paramilitares y seguridad privada o echan mano de la policía para proteger sus fábricas de muerte y seguir imponiendo a hostias, amenazas y precariedad la civilización antropocéntrica, moderna, suicida y genocida.
¿Quiénes son lxs "eco-terroristas", lxs que tratan de dar vuelta a este buque de lxs necixs profetizado por aquel genio loco, Ted Kaczynski, o el puente de mando que, enfermo de codicia y borracho de poder, insiste en seguir la travesía pese al peligro inminente de choque contra el iceberg del colapso?.
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